Maite García

 

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Maite nos cuenta que recuerda como si fuera ayer el día que tomó un libro que estaba en la biblioteca de su hermana. Era un libro de Magdalena Droste sobre la Bauhaus, una escuela de arquitectura, diseño, artesanía y arte, fundada en 1919 en Alemania que con su fuerza y magia revolucionaria y holística se puso a la vanguardia de una nueva era. Fue tanta su impresión, que leyó sus páginas una y otra vez, pero su interés no quedó sólo allí porque este libro, del cual finalmente obtuvo una copia como regalo de su hermana, la hacía “alucinar” y la llevó con sus quince años a hacer un trabajo para el colegio. Desde ese momento no hubo vuelta atrás, siendo hoy en día una destacada diseñadora y directora de proyectos de espacios expositivos y museográficos.

¿Cuándo comenzó tu interés por el diseño?

Siempre inconscientemente imaginé, inventé, creé o diseñé; todos diseñamos todo el tiempo, cómo nos vestimos, qué cocinamos, qué colores escogemos, etc. Pero cuando encontré el libro sobre la Bauhaus en la biblioteca de mi hermana y mi cuñado, esto marcó un antes y un después en mi camino como diseñadora.

¿Cuáles fueron tus primeros proyectos, los más desafiantes, y qué experiencias te dejaron?

Creo que cada proyecto es desafiante, sobre todo cuando diseñas “algo” que no tiene nombre y quieres explicarle a alguien lo qué estás haciendo. La experiencia de crear está en constante recorrido y eso es lo desafiante, buscar territorios desconocidos de los cuales hacerse parte o directamente apropiarse. En ese sentido, rescato en primer lugar mis proyectos de la última parte de mis estudios en la Escuela de Diseño PUCV. Fueron las primeras experiencias autónomas de trabajar e investigar el mundo de Buckminster Fuller y construir estructuras geodésicas enormes. También fue un hito la primera exposición que ideé, diseñé y produje con fondos concursables internos de la Universidad. En mi sitio web voy registrando los proyectos que he dirigido y en los que he participado, los cuales presento con imágenes y relatos breves sobre la experiencia en general y las personas que los hicieron posibles.

¿Nos puedes contar un poco más sobre tu primera exposición?

La exposición se llevó a cabo en colaboración con muchas personas, principalmente con la Escuela de Biología y el Departamento de Zoología. Eran aves parte del depósito de animales embalsamados que se usan para dar clases, pero que de ahí no salen. Marcelo Araya, mi profesor de título en ese momento, me comentó que vio de reojo esta sala llena de animales en Casa Central de la PUCV y que deberíamos hacer algo con eso. ¡Qué me han dicho! “Liberamos a doce especies de aves de ambiente acuático” y las mantuvimos en vuelo en exposición dentro de cúpulas transparentes en suspensión. Eso abrió la compuerta de lo que vendría en mi vida después.

¿Qué sensaciones y funcionalidad quieres entregar a través de los espacios y diseños que creas?

Creo que la palabra que me acomoda y que quiero entregar es una “experiencia”. En los cargos en que he trabajado he sido “diseñadora de experiencias”, porque la manera en que abordo las problemáticas de trabajo es acorde a un sistema que funcione. Ese sistema se compone de diversos elementos que se diseñan, materiales, inmateriales, efímeros o permanentes, pero que se relacionan complementariamente en función de un objetivo macro; como lo son las exposiciones por ejemplo, donde el mismo visitante cumple un rol en ese sistema.

La creación transdisciplinaria es muy importante para ti. ¿Cómo la aplicas?

Desde la época de la Ilustración y con el boom del desarrollo científico se buscó categorizar, delimitar y dar márgenes en que cada área del conocimiento podía actuar. Hoy en día eso está obsoleto y cada día somos más híbridos. Los científicos empezaron a demostrar que las definiciones existentes, encapsuladas o aisladas de los fenómenos presentes en su entorno o ecosistema no eran tan certeras, al contrario, no se puede entender un fenómeno de la naturaleza aisladamente. Tal como sucede con las ciencias, sucede en el mundo de las ideas y la creación. Hoy la necesidad de “deslimitar” o desbordar las disciplinas es primordial; sin saber todo esto, mi forma de pensar siempre fue amplia (muchas veces me generó problemas ante otros) y lo sigue siendo, por lo que respondiendo a la pregunta, mi manera de desarrollar proyectos y consolidar el trabajo siempre ha sido desbordándome y generando vínculos y cruces con cosas, personas, saberes e historias que se podría decir que “no tienen nada que ver” con lo que en ese momento estoy diseñando.

¿Cómo se puede fortalecer el trabajo transdiciplinario?

Con generosidad y respeto.

Además de desempeñarte como diseñadora, también has realizado una labor docente. ¿Qué quieres compartir con tus estudiantes en cada clase?

La importancia de ser curioso. Es desde ese lugar en que cada creador puede desarrollar cualquier propuesta. Podemos aprender técnicas y utilizarlas perfectamente, pero la curiosidad, el hacerse preguntas y buscar responderlas es el motor creativo en el diseño que es inmensamente importante desarrollar. Ese librepensamiento de cada uno, nos hace mejores observadores a diferencia del adoctrinamiento típicamente presente como modelo de enseñanza.

¿Nos puedes contar sobre el colectivo MDC Colectivas del cual formas parte?

El colectivo para creadoras críticas, MDC Colectivas, lo estamos armando recientemente con la arquitecta Gabriela Mardones y la investigadora y doctora en estudios de la imagen, Javiera Medina. MDC Colectivas es un espacio virtual donde se genera diálogo desde el punto de vista feminista sobre el quehacer creativo, cultural y artístico. Tendrá una agenda, posibilidad de publicar textos y podcasts.

¿Qué otros intereses tienes aparte del diseño?

Desde que puedo recordar y hasta ahora me encanta ver, leer y oír sobre temas como arte, historia, ciencia, feminismo, culturas, música, humor y biografías.